Olía a laurel y a romero
¡qué alegre estaba el sendero!
Cuando la gente con ramos y palmas
gritaba al pasar Jesús:
¡hosanna, hosanna!
Pasados casi dos mil años,
yo en la Misa de la mañana
del Domingo de Ramos
estiraba contenta
mis calcetines nuevos
¡qué bien olía a lurel y a romero!
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